SE ME RÍEN LOS HUESOS...
te lo digo en andal uso
como si fueras como soy
oso
mercoledì 13 novembre 2013
Non arrenderti... No te rindas
No te rindas
No te rindas, aun estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque ésta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.
Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas, quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.
Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque ésta es la hora y el mejor momento,
porque no estás sola,
porque yo te quiero.
Mario Benedetti
venerdì 8 novembre 2013
Pablo Neruda: The Poet's Calling (documentary) 2014 featurette/trailer
http://www.youtube.com/v/_KPETN0RmgE?version=3&autohide=1&autohide=1&feature=share&showinfo=1&attribution_tag=9K3NjpFNfAn0LYzNkKjwpg&autoplay=1
giovedì 7 novembre 2013
Una deslumbrante análisis de la situación de la poesía contemporánea: "Tres Tristes Mitos" de Ana Lydia Vega
3 de
noviembre de 2013
Tres tristes mitos
ANA LYDIA VEGA
La literatura es la cenicienta de las artes. Cuántas
veces leemos la frase “con la participación de artistas y escritores”, como si
se tratara de categorías mutuamente excluyentes. Artista el que pinta o esculpe
en su estudio, artista el que se desempeña sobre un escenario, pero ¿y el
escritor?
La descalificación de la escritura empieza por su instrumento de trabajo, manejado por cualquiera con un mínimo de escolaridad. Redactar, sin embargo, no es lo mismo que escribir. El escritor realiza una minuciosa labor artesanal que incluye la selección, el pulimento y el ensamblaje de esas desgastadas herramientas verbales para fundar un mundo alterno de belleza, emoción y sentido.
La descalificación de la escritura empieza por su instrumento de trabajo, manejado por cualquiera con un mínimo de escolaridad. Redactar, sin embargo, no es lo mismo que escribir. El escritor realiza una minuciosa labor artesanal que incluye la selección, el pulimento y el ensamblaje de esas desgastadas herramientas verbales para fundar un mundo alterno de belleza, emoción y sentido.
Por lo general, los artistas de otras disciplinas se
forman en talleres especializados. El escritor suele formarse sólo a fuerza de
lectura, observación y experimento. Cuando intenta entrenarse “formalmente”, se
matricula en cursos universitarios que no le enseñan a escribir sino a teorizar
sobre la literatura. Debido a la gran cantidad de autores que ejerce el
magisterio, la escritura se asocia con la academia. Para muchos
puertorriqueños, los textos escolares asignados son el único referente
literario. Por desgracia, la escuela no alienta demasiado el desarrollo de
lectores. Programas desabridos, pasados por el colador de la censura, escasos
de interés y pertinencia, matan en los alumnos el deseo de leer.
La clase lectora está lejos de ser multitudinaria.
Tampoco abundan las librerías ni las casas editoras funcionales. Los libros
nuestros apenas circulan aquí, y mucho menos afuera. El periodismo cultural es
sumamente limitado. Conclusión: la literatura no asegura el sustento. Ante la
imposibilidad de una dedicación exclusiva al oficio, el escritor se ve obligado
a desviar el tiempo y la energía de la actividad creativa hacia un empleo de
manutención.
Después de este rosario de miserias, usted se estará
preguntando: ¿de qué rayos viven los escritores? De mitos, respondo sin pestañear.
Y me lanzo de pecho a la explicación.
La moneda de cambio de la profesión es el prestigio, capital intangible que respalda la solvencia del crédito literario. El prestigio no es ganancia inmediata. Se adquiere palmo a palmo con el esfuerzo sostenido que construye la solidez de una obra. Hay quien confunde esa cosecha de la paciencia y el esmero con el furor protagónico que desemboca en la notoriedad. De ahí la fiebre autopromocional que, con la ayuda de las redes sociales, proyecta una impresión de omnipresencia.
“La verdadera vida está en otra parte”, dijo el poeta Arthur Rimbaud. Y parece que la gloria también. Los artistas de países pequeños y provincias remotas tienden a cifrar sus esperanzas en el viaje consagratorio al extranjero. Con su cortejo de carencias e inseguridades, la condición colonial duplica el apetito de aplauso y exacerba el afán patriótico de revalidación.
Insatisfecho con su raquítico lectorado, alzado contra la injusticia del silencio, el escritor ninguneado se obsesiona con el salto de lo “local” a lo “global”. En aquel Más Allá del prestigio absoluto espera encontrar la apoteosis merecida de su genio. Del choque entre la realidad ingrata y el espejismo mágico surgen los tres tristes mitos del desamparo autoral: la internacio-nalización, la universalidad y la inmortalidad.
La moneda de cambio de la profesión es el prestigio, capital intangible que respalda la solvencia del crédito literario. El prestigio no es ganancia inmediata. Se adquiere palmo a palmo con el esfuerzo sostenido que construye la solidez de una obra. Hay quien confunde esa cosecha de la paciencia y el esmero con el furor protagónico que desemboca en la notoriedad. De ahí la fiebre autopromocional que, con la ayuda de las redes sociales, proyecta una impresión de omnipresencia.
“La verdadera vida está en otra parte”, dijo el poeta Arthur Rimbaud. Y parece que la gloria también. Los artistas de países pequeños y provincias remotas tienden a cifrar sus esperanzas en el viaje consagratorio al extranjero. Con su cortejo de carencias e inseguridades, la condición colonial duplica el apetito de aplauso y exacerba el afán patriótico de revalidación.
Insatisfecho con su raquítico lectorado, alzado contra la injusticia del silencio, el escritor ninguneado se obsesiona con el salto de lo “local” a lo “global”. En aquel Más Allá del prestigio absoluto espera encontrar la apoteosis merecida de su genio. Del choque entre la realidad ingrata y el espejismo mágico surgen los tres tristes mitos del desamparo autoral: la internacio-nalización, la universalidad y la inmortalidad.
¿Cuántos escritores llegan a alcanzar una fama mundial que les permita vivir de
su pluma? Poquísimos, si se miden contra la inmensidad de la masa escribiente.
Las expectativas exceden por mucho las posibilidades. Aparte del factor
talento, tendrían que alinearse al menos cinco planetas: audacia, suerte,
padrinos, contactos y una coyuntura comercial favorable.
La internacionalización efectiva -según algunos- requiere un protocolo previo que garantice la “universalidad” de la obra. Resulta conveniente, alegan, purgarla de referencias, lenguajes o temáticas embarazosamente municipales. Pero una “limpieza étnica” escrupulosa podría culminar en un texto soso y desvitalizado. Olvidan los aspirantes a la conquista planetaria que toda experiencia y toda expresión humanas son genuinamente universales.
La inmortalidad representa el mito más pernicioso que engorda las
ilusiones del escritor. Nada más perecedero que un libro. El consumidor por
excelencia de ediciones es el comején. Una compleja urdimbre de complicidades
culturales determina la sobrevivencia de una obra. Con el paso de los años, las
preferencias críticas se reformulan. Creer que el autor debe contribuir a su
perpetuación literaria lo obliga a convertirse en guía oficial de un museo de
antigüedades.La internacionalización efectiva -según algunos- requiere un protocolo previo que garantice la “universalidad” de la obra. Resulta conveniente, alegan, purgarla de referencias, lenguajes o temáticas embarazosamente municipales. Pero una “limpieza étnica” escrupulosa podría culminar en un texto soso y desvitalizado. Olvidan los aspirantes a la conquista planetaria que toda experiencia y toda expresión humanas son genuinamente universales.
A fin de cuentas, toda creación es chispa de luz y huella fugitiva. Lo esencial es seguir escribiendo con los ojos abiertos, de frente al llamado austero del escritorio, de espaldas a los fuegos fatuos de la vanidad
Poemas de Alfredo Villanueva Collado dedicados a la POESÍA
POETAS
[internacionalización]
Los infelices poetas
se arrastran hacia cualquier dogma.
Se juntan en bandadas depredadoras,
Ocultan la mediocridad que los reúne,
la ideología que los canceriza.
Patean y aúllan ficciones teatrales,
huéspedes de imperios fascistas.
En manadas, de congreso en congreso.
Este poeta busca otra ruta.
La del soberbio lobo solitario.
La del que sabe que no sabe nada.
Lo arropa la noche oscura del alma.
Busca un dios que juega a no entregarse,
Un amor más poderoso que la muerte.
POETAS 02 [universalidad]
En medio de
Imperios fatulos
hierve el virus del mono asesino.
Una gregaria tendencia a la matanza
de humanos, junglas, océanos, dioses.
Los poetas, alimañas mediocres,
cucarachas que viven sin cabeza,
se reúnen en rebaños de escribas mancos.
Celebran cualquier ideología que los proteja.
Irrumpe el desnudo daimon
indecible
con sus enjambres de abejas harpías
inoculando el veneno sagrado.
Agoniza el poeta,
lobo solitario
en su covacha de palabras y vidrio.
Mas su Hermes
lo arropa. Lo arranca
de la fallida dimensión putrefacta
hacia la paradoja de las existencias.
MES DE LA
POESÍA [inmortalidad]
Día del poema, mes de la
poesía.
Los libreros dicen que no se
vende.
Por enrevesada los
lectores no entienden.
En ningún escaparate la
exhiben.
En ninguna vitrina la muestran.
El material no vale lo que el
precio.
Sólo novelas, libros para
pibes,
ponderosos diccionarios
inútiles
o recetarios que nadie cocina.
Consejos para pertenecer al
Imperio,
rebajar de peso, mantener
al marido
contento, y a los niños,
normales.
Ganar el cielo sin mucho
trabajo.
Tirarse la hembrita asequible.
Los escribidores de angustioso
guano
llenan los manicomios
cibernéticos
con perpetuos llantenes de amor
y muerte
contaminados de intelecto
y rima,
gozosamente al espejo clavados
que sólo refleja sus pálidos
cuerpos,
la momentánea hemorragia de
letras
que no alcanza ni el orgasmo ni
el verbo.
Y mientras tanto, poetas errantes
caminan las calles cargando
maletas
repletas de pedazos de sus
entrañas
que no valen un coño en el
mercado.
No besan orificios de cardenales.
No son cronistas de premiadas fórmulas.
No quieren
parir telenovelas.
No tienen agentes que los
promuevan.
No mueven las redes del arte
instantáneo.
Nadie los recoge, nadie los
renace.
DE RODILLAS
[lo esencial]
Cuán difícil, caer de rodillas.
Esa perla cubierta de estiércol
es nada menos que un alma humana
penetrada, adorando un falo
o una mítica virgen traspasada
por la flecha de un dios violento.
Hay que aprender a someterse.
A odiar sin cuartel, a muerte,
sin comprender del todo la paradoja,
aporía irreconciliable de la esencia.
Quizás la respuesta aparezca en las voces
que celebran celestiales fábulas.
Las ficciones que nos mantienen:
músicas, vidrios, lienzos, palabras.
Alfredo Villanueva Collado, 2013
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